Proyecto Chile 2010

Por José Piñera

Chile es un país paradigmático. Fue el primer país tercermundista en emprender una revolución de libre mercado y el primero en el mundo en crear una alternativa integral al sistema de pensiones de reparto estatal.

Cada día es más evidente que ha surgido en las dos últimas décadas un nuevo Chile que tiene la posibilidad real de llegar a ser un país desarrollado a comienzos del siglo XXI.

Hace treinta años, en Chile y en el mundo, la libertad económica era atacada desde todos los flancos. A fines de siglo, la situación es muy diferente.

Quien mejor ha expresado esta nueva realidad ha sido Vaclav Havel, "Aunque mi corazón está a la izquierda, siempre he sabido que el único sistema económico que funciona es el de mercado. Esta es la única economía 'natural', la única que realmente tiene sentido, la única que puede llevar a la prosperidad; porque es la única que refleja la naturaleza misma de la vida".

El libre mercado ha hecho prodigios en nuestro país. En 1993 Chile alcanzó el primer lugar en América Latina en cuanto a ingreso per cápita. Por primera vez en su historia, Chile es un país más rico que Argentina y Venezuela.

Más aún, el ejemplo de Chile está siendo fundamental en la transformación que está ocurriendo en América Latina, asemejándose al rol del Japón de la postguerra en el despegue de Asia.

Para vencer el subdesarrollo y eliminar la pobreza, Chile necesita un nuevo gran impulso basado en la libertad en todas sus dimensiones. Como un cohete rumbo al espacio, se ha cumplido la primera fase: la construcción de una economía libre y de una nueva democracia política. Pero cuando no hay un segundo impulso, un cohete pierde velocidad y altura y no llega jamás a la órbita.

La revolución tecnológica y la globalización están abriendo horizontes insospechados de prosperidad, libertad y paz.

¿Dónde está Chile hoy? A mitad de camino hacia el desarrollo. Con una economía fundada sólidamente en las reformas estructurales de signo liberal, pero todavía con una gran cantidad de chilenos que viven en la pobreza.

Con importantes problemas de arrastre resueltos, pero con muchos otros que subsisten (salud, educación, justicia), y con nuevos desafíos ambientales, urbanos, culturales y de seguridad ciudadana.

Con nuevas generaciones de empresarios y trabajadores que constituyen el motor de la economía, pero con una clase política muy por debajo de lo que exige el desafío del futuro.

La empresa privada en Chile se ha modernizado de una manera extraordinaria. Pero el Estado sigue en el siglo XIX.

Hay que incorporar plenamente a los pobres a la dinámica y los beneficios de la economía libre. Eliminar los obstáculos estatales a la microempresa. Ofrecer mejor acceso a la educación y capacitación. Y así terminar con el mito de que el destino de millones de chilenos consiste en depender permanentemente de los subsidios del Estado.

La gran reforma del Estado sólo será posible cuando exista en Chile una fuerza política moderna comprometida a fondo con la libertad integral y con una sociedad de oportunidades para todos. Unida por una visión común de futuro, aunque admitiendo distintas lecturas del pasado.

Para llevar a cabo esta tarea se requerirán líderes que comprendan que la Política no consiste en hacer lo que digan las encuestas, es decir, lo que es popular en cada momento, sino en convertir en popular aquello que es bueno para el país. Tarea, por cierto, más difícil, pero incomparablemente más noble y fructífera.

El objetivo de este libro es sembrar ideas que puedan contribuir a desarrollar una visión de Chile en el siglo XXI.

Precisamente con esa misma perspectiva fundé en 1991 el "Proyecto Chile 2010".

El año 2010 Chile celebrará sus primeros dos siglos de vida independiente. Como referente temporal, el 2010 es un año que tiene no sólo la significación histórica del bicentenario, sino también está lo suficientemente cerca como para que sea una tarea de las actuales generaciones y está lo bastante lejos como para que sea posible realizar en estos años las reformas que requiere el proyecto.

La palabra "pro-yecto" quiere decir "arrojado adelante". El hombre avanza arrojándose adelante. Si no concibe proyectos, el hombre, y en cierta forma también un país, deja de ser.

Proponemos que el proyecto de nuestra generación sea el de hacer de nuestro país un país desarrollado que haya eliminado la miseria y toda forma de opresión. Para lograrlo necesitamos más y más libertad, mis amigos.

Lo entusiasmante es que éste es, en verdad, un proyecto posible.

Y nada une tanto a los habitantes de un país como un gran proyecto hecho realidad con el esfuerzo de todos.

 

 

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